lunes, 8 de febrero de 2010

Descontento

El niño es mudo para decir cuán frío es el día, cuán cálido el perfume de la rosa en verano, cuán terribles los cielos oscuros del crepúsculo y temibles los altos soldados que redoblan tambores.

Pero nosotros tenemos el lenguaje, que mengua al hiriente calor y que amortigua al cruel perfume de la rosa. Deletreándola, atenuamos la noche que se cierne y así también el miedo y los tambores.

El lenguaje, como una fría malla nos ciñe, protegiéndonos del exceso de júbilo o de espanto...


Poema Robert Graves
Traducción Eduardo Anguita

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